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Vivieron un encuentro con Cristo a pesar de las adversidades

Vivieron un encuentro con Cristo a pesar de las adversidades

El Vicariato de Darién hizo presencia en el Encuentro Nacional de Renovación Juvenil de Chitré con 50 jóvenes, que con mucho esfuerzo se trasladaron desde las zonas misioneras de Jaqué, La Palma y Garachiné hasta los terrenos de la feria de Azuero.
Pero no fue fácil llegar hasta allá; las condiciones climáticas y las grandes necesidades de transporte que existen complican la participación de la juventud en este tipo de eventos.
De acuerdo con Cristin Pineda, Misionero en la comunidad de Puerto Piña en la zona Misionera de Jaqué, desde el lunes 30 de enero, acompañó a valientes de la etnia indígena, negra y mestizos que siempre tuvieron como meta tener su encuentro personal con Jesús.

“Es lamentable que el trayecto hacia Panamá en el verano sea peligroso porque el mar se pica mucho debido a los fuertes vientos y las fuertes olas que se dan”, señaló.
Según Pineda, las unidades de SENAFRONT trasladaron a los jóvenes desde Jaqué hasta Puerto Piña, y de ahí a Puerto Quimba en un recorrido por tres horas; la Catedral Nuestra Señora de Guadalupe apoyó con el traslado hasta la Fundación Pro- Niños del Darién, donde gracias a Dios les brindaron la alimentación y el hospedaje.
Otra dificultad fue conseguir la gasolina, pero gracias a la ayuda de Dios existen manos solidarias que se brindan cuando ven a jóvenes con el interés por hacer el bien.
El Mides facilitó el traslado de los jóvenes desde Metetí hasta Panamá y de ahí al Club de Leones de La Villa de Los Santos.
Mathyori Pedroza, del Grupo Juvenil de la parroquia Nuestra Señora del Carmen en Jaqué, señaló que es una experiencia única, pues es su primera vez en el ENRJ y no se quería ir.
En su testimonio destacó que antes de asistir se preguntaba, ¿Qué se hace allá? “Me alejé tanto de la Iglesia que ya no asistía a Misa los domingos porque prefería irme de paseo para la playa y los ríos sin permiso de mis padres con mis amigas, y el ENRJ me hizo entender que el irme con mis amigas no era los correcto”, contó Pedroza.
“Agregó que los amigos van, vienen, y con el tiempo te abandonan; comprendí que Dios se queda con nosotros para siempre, Él nunca nos abandona, somos nosotros los que nos alejamos, eso no lo sabía”, dijo.