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Logre una autoridad positiva

Logre una autoridad positiva

Tener autoridad, que no es autoritarismo, es básico para la educación de nuestros hijos. Debemos marcar límites y objetivos claros que permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, pero uno de los errores más frecuentes de padres y madres es excederse en la tolerancia. Y entonces empiezan los problemas. Hay que llegar a un equilibrio, ¿cómo conseguirlo para tener autoridad?

Actuaciones paternas y maternas, a veces llenas de buena voluntad, minan la propia autoridad y hacen que los niños primero y los adolescentes después no tengan un desarrollo equilibrado y feliz con la consiguiente angustia para los padres.

Errores más frecuentes

En educación lo que deja huella en el niño no es lo que se hace alguna vez, sino lo que se hace continuamente. Lo importante es que, tras un periodo de reflexión, los padres consideren, en cada caso, las actuaciones que pueden ser más negativas para la educación de sus hijos, y traten de ponerles remedio.

Estos son los principales errores que, con frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:

– La permisividad. Es imposible educar sin intervenir. El niño, cuando nace, no tiene conciencia de que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en las paredes o no. Los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal.

– Ceder después de decir no. Una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del no. El no es innegociable.

– El autoritarismo. Es el otro extremo del mismo palo que la permisividad. Es intentar que el niño haga todo lo que el padre quiera anulándole su personalidad.

– Falta de coherencia. Las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos.

– Gritar. Perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño.