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La Pascua de la liberación

La Pascua de la liberación

(Lc 22,1-38) La actividad de Jesús en Galilea, su progresivo enfrentamiento con la religión y la sociedad y, finalmente, su enfrentamiento con los poderosos de Jerusalén provocan serias consecuencias. Los jefes de los sacerdotes y doctores de la Ley, que querían acabar con Jesús, pero temían al pueblo que le seguía.
Todo va a suceder en la conmemoración de la Pascua, fiesta fundamental del pueblo de Dios, que marcaba el recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto (Ex 12). Entre los judíos, la Pascua era celebrada la noche del 15 de Nisán (fiesta de los Ázimos).
El final del camino de Jesús es trágico, porque va a ser contado como criminal social. Lucas recuerda que es el día de la matanza de los corderos para la pascua. Es una alusión a Jesús como cordero: su muerte sellará el paso definitivo de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida.
El último ataque viene de uno de los Doce: Judas, que acompañó a Jesús en su actividad misionera, lo traiciona por dinero. Pero también Pedro traicionó al Maestro: no sólo niega a Jesús, sino que dice que “no lo conoce”. ¿Será que la traición es necesaria para el amor?
En medio de la Pascua-Eucaristía surge la pregunta de ¿quién es el más grande? señal que los apóstoles no habían entendido nada!! Jesús, el mayor, está en medio de ellos como el que sirve; porque la justicia produce igualdad y ésta se manifiesta como coparticipación y fraternidad.
Jesús va a sufrir y morir, cumpliendo el designio de Dios a Él confiado. Y la muerte del justo son las consecuencias de una sociedad que rechaza la libertad y el proyecto de Dios.