,

Biblia y catequesis: elementos del lenguaje bíblico

Biblia y catequesis: elementos  del lenguaje bíblico

Todos los géneros literarios se insertan en el diálogo entre Dios y el hombre: hay una relación. El lugar donde se realiza el encuentro del hombre con Dios es en los textos narrativos; en los mandamientos y promesas: el decir de Dios al hombre. Por parte del hombre se expresa p.e. en los salmos. También en los textos de discernimiento entre Dios y el hombre como el libro de Sabiduría; textos que llevan a la confrontación entre los hombres: género epistolar.
1. El Relato. Hay un paso entre lo que se ha vivido, cómo se recuerda y luego cómo se cuenta. La función del relato es hacer entrar en movimiento afectivo y emotivo. El objeto de un buen relato es provocar una reacción.
2. El Símbolo. El símbolo es una realidad sensible que evoca una realidad no sensible (metáfora, parábola). El símbolo suscita experiencias originarias: conecta con el corazón. El autor sagrado ya ha tenido esa experiencia y luego la escribe. Nosotros vamos haciendo esa experiencia a través del símbolo. Habría que preguntar, en la catequesis qué texto presentamos para suscitar experiencia.
3. La Palabra-Oración. En el hecho de que alguien pueda dirigirse a Dios significa que ya hay una relación. La oración sería la respuesta del hombre a la automanifestación de Dios. Cuando la Palabra accede al corazón crea una respuesta, unas actitudes; y es la prueba de que va habiendo una relación con Dios: desarrollo de la afectividad religiosa. Hay que conjugar lo literario, lo afectivo-existencial (qué experiencia hay detrás del texto) y lo creyente.
4. Las Sentencias. Recogen experiencias acumuladas (ej. Proverbios, Sirácide, Job). La dificultad está en percibir la experiencia que hay detrás. Suponen una experiencia de Dios.
5. Los relatos de salvación o milagros. A través de ellos el creyente puede entrar en la experiencia de salvación a partir de la experiencia de su condición humana sin salida. Mucha gente tiene anclada su fe en los milagros. Son ocasiones excepcionales en la que Dios manifiesta su poder.
Dios no explica los fenómenos sino establece el sentido de las cosas. Primero es la experiencia del encuentro y luego el relato. La curación es un tipo de milagro de experiencia personal.