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Recuperen y disfruten juntos la capacidad de ser niños

Recuperen y disfruten juntos la capacidad de ser niños

La felicidad es estar casada con tu mejor amigo. Pero tal vez últimamente tu esposo esté sentado frente al televisor mirando un partido mientras tú estás sentada en el sofá mirando tu celular o intentando leer un libro. Sientes que la relación es más como la de un par de conocidos o estudiantes que comparten el mismo techo.

Esa situación no tiene que ser así. Fácilmente puedes revivir la llama del amor que existía en los días de noviazgo si encuentran actividades que tú y tu pareja puedan disfrutar juntos.

Hay momentos en los que es preciso recuperar nuestra capacidad de ser niños, disfrutar juntos haciendo locuras, y de dejarnos conquistar de nuevo por el amor del otro.

En principio, no hace falta cambiar grandes cosas de la vida: el otro, ordinariamente, no necesita un nuevo auto o un abrigo de piel. Quiere, en cambio, un poco más de atención, una pequeña muestra de cariño y de comprensión.

Cuando faltan los oligoelementos en el cuerpo humano, aunque sean mínimos, uno puede enfermar gravemente y morir. De un modo análogo podemos hablar de “oligoelementos” en el ambiente de una casa: son aquellas pequeñas cosas, difícilmente demostrables y menos aún exigibles, como una sonrisa cordial, una mirada de reconocimiento o una palabra de aliento, que hacen que el otro se sienta a gusto, que se sepa querido y valorado.

Es importante compartir alguna afición, por la montaña o el mar, por la fotografía, el teatro o la música, tener en común proyectos e ilusiones, y también la amistad de otras personas.