El arte de saber escuchar

El arte de saber escuchar

Lidia Bernal es psicóloga de profesión, pero ha encontrado en la Pastoral de la Salud, una sensibilidad especial, que la ha ayudado a entender mejor las situaciones de dolor que viven otras personas. Luego de experimentar personalmente una etapa  de sufrimiento y soledad a causa de una enfermedad, desarrolló en  este grupo la capacidad de crecer,  y de disminuir lo que le aquejaba en el pasado, para ayudar a otras personas que pasan por la misma realidad.

Hoy, a través de la visita a enfermos ha descubierto una hermosa oportunidad para sonreír y para tratar de ser instrumento de Dios en la ayuda y el acompañamiento, poniéndose en el zapato de quien sufre.

“Por ser Psicóloga tengo experiencia en la atención de personas con dificultades, pero ha sido a través de este tipo de formaciones que he encontrado respuestas que me han ayudado a mí también en lo personal, y en el servicio dentro de la Pastoral de Salud”, señala.

Como ella, más de 180 agentes de pastoral dedicaron un fin de semana para capacitarse a través del congreso anual, que este año tuvo un tema singular: el saber escuchar.

Y es que muchas veces pensamos que el acompañamiento a un enfermo se encierra en el hablarle sobre la Palabra de Dios y orar con él y por él; sin embargo olvidamos que esa persona que está pasando por un momento difícil, necesita desahogarse y sacar de alguna forma su dolor; y es precisamente allí cuando nos convertimos en instrumentos de la presencia de Dios a través de la escucha.

“Escuchar es esencial y fundamental si se quiere ayudar a una persona que sufre, porque  a la hora de la verdad,  el recurso que tenemos para ayudar,  no siempre son las técnicas o la medicina,  sino Yo, como recurso primario”.

Así lo señaló Isabel Calderón del Centro Camiliano de Humanización y Pastoral de la Salud de Colombia, quien sirvió como facilitadora para el congreso. En su compartir con los agentes aclaró que siempre es necesario contar con  actitudes y técnicas, pues no  basta con tener buena voluntad; y la actitud fundamental es ser capaces de escuchar, que es más que oír. Escuchar significa acoger el mundo emotivo que vive la persona;  comprenderlo, ser capaces de ponernos en los zapatos de esa persona para sentir su sufrimiento; es llegar al  corazón, sentir sus emociones,  angustias y tristezas.

“Escuchar amerita silencio interior y exterior, y ese silencio implica no dar consejos a las personas, no ofrecer soluciones baratas, no juzgar, no emitir juicios ni interpretaciones. Escuchar significa respetar a la persona por lo que está viviendo y sintiendo”, destacó Calderón.

Agregó que muchas veces la tendencia es a interrumpir,  a preguntar y a dar consejos… “Eso no se debe hacer… la escucha es simple, es acoger, ayudar a que drene emocionalmente, psicológicamente y espiritualmente su mundo interior, porque escuchar a una persona es una acción espiritual.

La especialista dejó claro que el problema de la falta de escucha es una falencia fuerte que ataca en todos los sectores de la sociedad, sobre todo en la familia. “Es necesario aprender a escuchar desde el hogar, pues muchos de los problemas que viven los niños y jóvenes hoy son sencillamente porque no se les escucha”.

Darnos la oportunidad

Con solo  29 años, el Padre Jamed Pacheco es el Capellán del Hospital Santo Tomás. A diario acompaña a los hermanos enfermos que se encuentran en este nosocomio, brindándoles una palabra de aliento en medio de sus dificultades.

Aunque pudiéramos pensar que el Padre Jamed es un experto en este tema, pudimos encontrarlo participando del Congreso como un agente más. La razón, según él mismo señala,  es que hoy por hoy se hace necesario respaldar las iniciativas como éstas porque debemos formarnos para trabajar en comunidad con líneas concretas de acción.

En cuanto al tema de la escucha, señaló que es vital al momento de ofrecer acompañamiento, pues escuchar implica dejar que la experiencia de dolor o de  sufrimiento que vive la otra persona me afecte, y de esa forma sentirme conectado con ella para ayudarle a descubrir todas las potencialidades que debe o puede asumir.

“Debemos mirar al enfermo no con lástima, porque la lástima limita y confina,  pero cuando uno se pone los anteojos de la fe, el amor potencia, sigue creyendo y rescata grandes enseñanzas y oportunidades dentro del dolor”, resaltó el Padre.

Habló también de la importancia de la presencia juvenil en esta pastoral, diciendo que más  allá de lo que muchos aseguran, el joven de hoy  va experimentando acrecentadamente la necesidad de ser feliz en la entrega a los demás.

“La iglesia nos brinda esta oportunidad a través de la pastoral de la salud una oportunidad para crecer como personas; por eso invito a todos los jóvenes a que se sumen y participen para vivir lo esencial de la vida, la felicidad, el amor, y la calidez humana”.